Este fin de semana viví la Lluvia de Estrellas de Risaterapia en Guadalajara, también visité a mi primo y conocí a Gaby, su mujer. De regreso a la Central de Autobuses, para tomar el camión a Monterrey, veníamos platicando mi novia y yo con ellos, acerca de identificar lo que te enamora ser, serlo y dejar que lo demás fluya.

Y es verdad!, es tan vital esa segunda parte, dejar que lo demás fluya, dejar que tu conexión con los demás te retroalimente de lo que creas, dejar que Dios haga su parte.

Cuando yo soy lo que disfruto ser, y al serlo vivo tanto el presente que me olvido de pasado y futuro, y me siento bendecido y vivo y simplemente soy y vibro y el tiempo parece detenerse y mi cuerpo se mueve en la armonía de lo que creo al ser… cuando eso vivo, estoy tan conectado a la fuente que todo lo demás se alinea, y todo se vuelve simple: sentir al 100% y declarar lo que requieres del exterior y disfrutar su llegada, y también su partida… y seguir sintiendo.

Y percibo la perfección de todo, de lo que es por su presencia, y de lo que no es, por su ausencia, y en ese admirar de la perfección agradezco, y en la declaración de lo que quiero vivir, también lo agradezco, y al agradecer lo que aún no es, lo traigo al presente y es.

Es genial entregarse a esa perfección, a ese ir y venir, a ese presente eterno que me llena y me vacía con tal perfección que siempre soy completo.

Y así el universo o la naturaleza o Dios, esa perfección de la que somos parte, me premia por ser lo que quiero ser, por honrar lo que es dentro de mí y dejarlo salir a que viva en mi cuerpo y mi premio es darme lo que pida para seguir siendo lo que soy, en la máxima expresión.

Entonces es tan fácil, ser lo que soy dentro, dejar que surja y que fluya, que sea color, baile, música y sentimientos, que sea creación y transformación, que sea belleza, que sea inspiración, y entregarme a lo que soy, con total fé y entrega.

Y al sentirme ser la máxima manifestación de todas las probabilidades, percibo que soy acompañado, que soy más de uno, que soy el amor, eterno y abundante, siempre presente y omnipresente, manifestado en la perfección de la vida y sus regalos.

Yo Soy, Yo Soy, YO SOY