¿Cómo vas?
¿Cómo va tu vida?
¿Cómo te encuentras?
El sonido de la lluvia cayendo y las gotas de agua resbalando por la ventana, nos llevan a escuchar en nuestro interior las preguntas de ¿cómo vas?, ¿cómo va tu vida?, ¿cómo estás?, ¿cómo te encuentras?. Como cuando el director de la gran obra, se acerca al escritor que avanza el guión.
Y la pregunta de «¿cómo vas?» no es para responder si bien o mal, es para ubicarnos, para centrarnos en la realidad, para quitar el velo ilusorio de la realidad que crea el ego, para que la pregunta llegue al alma y sea ella la que comunique sus necesidades y sus vastedades.
«¿Cómo va tu vida?» es para saber si el alma está en plenitud en este camino de unidad espiritual; ¿reímos?, ¿cantamos?, ¿bailamos?, ¿está el alma teniendo el canal para expresarse y encontrarse con otras almas? Recordemos que la vida es para encontrarnos, con todo y en todo, para conectar con la unidad, para ser uno y para eso, ¿a quién le confiamos el volante, al alma que siente la cercanía de otros o al ego que piensa en individualidades?.
«¿Cómo te encuentras?» y «¿cómo estás?» es para que nos miremos desde ese plano desapegado de lo que creemos ser y desde esa nueva perspectiva, veamos, escuchemos y en general, sintamos nuestro nivel de energía, nuestro nivel de vida. ¿Qué tan vivos estamos?, ¿nos encontramos conectados con la vida?, ¿sentimos la energía de estar vivos?, ¿nos alimentamos de lo que la vida crea en nuestro camino y alimentamos a la vida con nuestras creaciones?.
Estas pausas y momentos de calma, existen en sincronía con el universo que nos invita a alinearnos de nuevo cuando las prisas, la rutina y el ego nos llegan a distraer de lo que realmente es vivir. Es nuestro espíritu llamando a nuestra alma para que nuestro cuerpo y nuestra mente le sirvan en este camino de unión hacia él.
Gracias