Me platicaban de una situación con un grupo de jóvenes, me platicaban que estaban abandonados, que aunque tenían comida, casa, ropa y en general, aunque económicamente estaban cubiertos en sus necesidades, estaban abandonados emocionalmente y en algunos casos, ese abandono ya se había materializado en un abandono físico de alguno de los padres, o hasta de ambos.
¿De dónde viene este extremo de abandonar a los hijos?… no encuentro más respuesta que el egoísmo, esa tendencia de ver solo por uno mismo sin pensar en los demás, que al repetirse, crea un hábito y puede llegar a esos extremos.
Y pensando en una solución, vamos a la raíz: ¿de dónde viene el egoísmo?… creo que viene precisamente de sentirse solo aunque no lo estés, o del miedo a estar solo, eso que te hace pensar que tienes que arrebatar cariño y atención, a través de conflictos, por sentir la amenaza de que si no lo haces, no lo recibirás y quedarás separado u olvidado. Esta es una filosofía de escasez derivada de la cultura del miedo, que a su vez está fomentada por todo un mecanismo de control diseñado y mantenido para que siga existiendo. Esta filosofía de escasez la puedes ver reflejada en todo: «no tienes suficientes cosas», «no tienes suficiente dinero», «no tienes suficiente tiempo», «no tienes suficiente de esto», «no tienes suficiente de lo otro»… un ambiente muy conveniente para el consumismo y los actuales mecanismos de control social para mantenerse ahí. Esa filosofía de escasez puede llevar a alguien que tiene muy identificado el tener con el ser (quien piensa que es lo que tiene), a pensar no solo que no tiene lo suficiente, sino que no es suficiente por no tener algo, tocando las fibras sensibles del ser y de ahí derivar este miedo a quedarse solo, apartado, abandonado, como si no fuera merecedor de algo.
En el caso en el que estamos, tal vez ese papá o mamá se sintió sólo de tal forma que empezó a buscar el beneficio personal antes que el del hijo o hija, formando el hábito que poco a poco fue dejando a estos niños y adolescentes abandonados; o sea, fue sirviendo tanto al miedo de estar abandonado, que terminó por crear ese ambiente para sus hijos que en su edad temprana, estaban construyéndose la realidad en base al comportamiento de papá y mamá; y así creyeron que era lo normal «estar abandonado» y ahora lo viven.
¿Y qué hacer? ¿por dónde construir un ambiente distinto, que alimente algo distinto para tener resultados diferentes?… las siguientes preguntas pueden ayudarnos a encontrar respuestas (dado que para que sean perdurables las acciones, requieren venir del interior de cada uno de nosotros):
- ¿Qué motiva tus acciones? ¿Actuas para que no pase algo (escasez, miedo) o para que pase algo (prosperidad, amor)?
- ¿Qué propósito vives en tu vida (para que vives lo que vives)? ¿De dónde viene ese propósito? ¿Es tuyo o lo adoptaste? ¿Qué sientes cuando tus acciones sirven a este propósito? ¿Qué sientes cuando no es así? ¿Qué necesitas para que solo ejecutes acciones ligadas a tu propósito de vida?
- ¿De dónde vienes? ¿De qué eres parte? ¿Quién es tu papá? ¿Quién es tu mamá? ¿Cómo vives a tu papá y a tu mamá en tí?
- ¿Qué vives cuando estás con tus hijos? ¿Qué les transmites? ¿Los atiendes? ¿Y contigo? ¿Te atiendes?
Llevar estas preguntas a profundidad, te puede abrir la conciencia para ser quien necesites ser como fuente de ese ambiente de amor, de seguridad, de nido en el que nuestros niños y jóvenes vivan y crezcan, y los acompañe en todas las etapas de su vida.
Gracias por leer, si algo se iluminó, a aplicarlo y compartirlo 😉