Fue más la esencia, que la saludé como si la conociera de mucho mucho tiempo atrás, tanto que no podía decir cuanto, y me dijo -¡Sigues aquí!-. Le respondí con un -Aquí estamos- y platicamos, nos contamos nuestra vida y volvimos a «despedirnos» con un -Nos vemos- pues siempre elegimos las vidas en las que nos encontramos de nuevo.
