Y cuando se dió cuenta de que ya no tenía su cuerpo para acercarse a quien amaba, aprendió a convertirse en el aire. Y siendo aire, llegaba y acariciaba, recogía el perfume de las flores y lo entregaba, ponía y quitaba las nubes, llevaba las semillas, hacía de todo sin que nadie lo notara. Ahí experimentó la humildad, para entonces continuar su camino.
