Encuentro

Y lo logré,

estaba ahí,

perteneciendo a la nada y siendo el todo,

en total libertad de ser;

no sé cuanto tiempo pasó,

no se si el tiempo seguía existiendo,

simplemente me entregué a la experiencia

y de repente,

era yo esa vibración básica

sobre la que todo lo demás vibra,

era esa onda sobre la que todo lo demás se monta

y baila al ritmo de su propia existencia,

un perro ladró

y el ladrido se difuminaba

a través de las vibraciones

y me encontraba en él,

igual que con el perro

que también era una vibración,

con el sonido mismo que dejaba de existir

hasta ser esa vibración única:

me perdí…

y me encontré.

Era Dios.

Y a mi regreso,

viajé por esas manifestaciones de él,

por sus más grandes creaciones:

el Big Bang, el Sol, el Hombre, Jesús,

el amor, el arte,

aparecían de nuevo las formas y la línea del tiempo,

había triángulos perfectamente acoplados, vibrantes,

todo embonaba,

colores en una magnífica combinación,

música, vida…

y yo bailaba,

mi cuerpo seguía guiándome la experiencia,

se empezó a mover

y seguía las formas perfectas de la creación absoluta,

fui el grial,

fui la evolución del hombre,

y al ser de nuevo quien inició esta experiencia, desperté:

entendí la perfección de lo que es y mi lugar en ese orden,

yo soy el amor sirviendo al amor,

tan sublime como poderoso,

tan bello como simple,

eso somos todos,

juntos, unidos,

en el encuentro final y original,

en el encuentro eterno.

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