¡Mis más amados!
parecían lejos,
hasta que…
me fundí en el amor
que siento para ellos,
y los encontré,
llegué hasta donde están,
en un instante
sentí con tal intensidad,
que aparecieron ante mí,
sonreímos,
jugamos,
sentimos la libertad,
fuimos juntos el gozo,
la dicha y el amor,
más allá del tiempo y del espacio.
Y lo comprendí,
comprendí el regalo,
fue entonces tan claro,
quité la envoltura al presente:
ellos me regalaron la experiencia
en la que…
yo buscara encontrarlos,
y lo hago, en todo instante,
lo logro, los encuentro…
y la ilusión de separación se va,
soy consciente de nuestra unión,
tan infinita y eterna,
perenne,
tan bendita que se escapa
a este mundo de las formas,
y existe siempre,
en este amor de Padre e Hijo,
de Hijo y Madre,
en la vibración que nos une,
en la esencia indescriptible,
de aves mágicas, los cantos,
de aguas cristalinas, los ríos,
de nubes sublimes, la montaña,
en eso que nos une,
en eso viajo y los amo,
soy el destino y el camino,
soy el viajero y el viaje,
protagonista y espectador,
lo integro todo
y la distancia se desvanece;
estoy aquí contigo,
estás aquí conmigo,
juntos en la misma luz,
me encanta sentirte presente,
gracias, gracias, ¡gracias!
por elegirme para esta experiencia,
tenías razón: alcanzo la luna,
tenía razón: estás en todos lados,
para tí y para mí,
para ser uno siempre,
y estás aquí conmigo
y sigo sintiendo tu caricia en mi alma,
y susurro en tu existir,
un gracias y un te amo,
que resuena en el campo eterno
de las infinitas posibilidades
y las poderosas realidades,
ahí donde todos somos
en un mismo existir,
danzando en armonía
la dicha del encuentro.