Subí la montaña y llegué ahí en donde estaban ellos alrededor mío, en el silencio, sopló un viento y los escuché, estaban felices, les gustaba la visita y me acariciaron con su susurro verde, iluminado por el sol y fertilizado por la tierra, con el cielo asomándose al encuentro del hombre y su planeta. Les mandan saludos.