Hace unos días me metí a Clubhouse, una red social de audio en donde se forman salas y la gente participa entrando a la sala, escuchando y hablando, y saliendo de ella. Al entrar por el pasillo donde puedes ver todas las salas disponibles para entrar a ellas, me llamó la atención una de las primeras en el listado y me metí a ella; resulta que era una sala en donde estaban reuniéndose los ponentes de un congreso, que ya habían compartido sus charlas en el congreso y estaban experimentando esa sala a manera de panel; yo sólo escuchaba que los temas tenían que ver con consciencia y espiritualidad y que los participantes eran personas destacadas cada quien en su ámbito y que había una diversidad muy rica, desde practicantes del Coaching y la Psicología, hasta practicantes del Reiki y la Canalización con Ángeles, todos con sus rituales respectivos.
¡Qué elemental es la diversidad!, cuyo propósito, paradójicamente, según veo, es la unificación. ¡Claro!, al darme cuenta de otra forma de vida, que aparentemente es distinta a la mía, me doy cuenta de que hay diferencias, y esas diferencias me dicen que esas características, pertenecen al mundo de las formas, y al verlo, es decir, al hacer uso de mi consciencia, puedo entonces darme cuenta que es un plano en el que no están unificadas esas formas, que es un plano no esencial, y eso me sirve para hacer el movimiento de expansión de consciencia y moverme hacia el plano en el que sí se unifican, en el que se integran a todas esas formas en la misma esencia…
El propósito de las formas es la presencia de la consciencia que las integra en la esencia.
En el evento que les contaba, me metí a la sala y mientras los expertos empezaban a compartir sus credenciales, la moderadora abrió el espacio a preguntas y levanté la mano, para hacer una, que en realidad no traía preparada, porque ni siquiera sabía previamente de que se trataba la sala, pero como todos sabemos, no hay errores, todo está ligado bajo una inteligencia superior. Pregunté ¿para qué era necesario el despertar que todos contaban en la sala?, es decir, si una persona sin pasar por una experiencia de despertar, sea drástica o progresiva, vivía una vida sencilla y era feliz, ¿para qué tenía que saber de dimensiones, realidades alternas o de si tenía un alma y un espíritu?. Las respuestas iban dirigidas hacia contar la experiencia propia de como quienes respondían, habían llegado a su despertar; y entiendo, que compartieran eso y no lo otro, pues lo otro, no lo estaban experimentando. Y a la vez, sin decirlo, pero al hacer su parte, mostraban la respuesta, la vida con consciencia nos permite darnos cuenta que las diferencias aparentes, son precisamente apariencias, y como tales, pertenecen al mundo de las formas, por lo tanto, existe una dimensión distinta donde se unifican, la de la esencia, la consciencia superior, que es común a todos los despertares (y a los nos despertares también, aunque no se percaten de ella) y que precisamente le muestran a quien estaba hundido en las formas, la verdad que las integra a todas y en ella, encuentran la salvación y el perdón es otorgado para trascender esa ilusión de sufrimiento y entrar al gozo de ser uno con todo, a la unificación, a ser la integridad.
Más adelante, me ofrecieron la palabra de nuevo para hacer otra pregunta y haciendo referencia a todas las técnicas de sanación ahí expuestas, pregunté: respecto a la sanación; si por referencia de quienes la experimentamos y de quienes la presenciamos, nos damos cuenta, es decir, somos conscientes de que es una energía vibrante a altas frecuencias, de una pureza tal que purifica y que viene de nosotros mismos en un plano superior en el que existimos en ella y puede ser manifestada a través de nuestras expresiones individuales conforme llevamos éstas a la sutilidad en la que se expresa; ¿para qué existen los rituales? ¿qué función tienen las piedritas, los palitos, poner la mano o no poner la mano en tal o cual lugar? ¿qué función tienen los rituales? Después de un silencio, la persona que practicaba el reiki, dió su respuesta y lo que recuerdo que compartía es que era para la mente que lo necesitara, que era la manera en la cual se entretenía a la mente y fluía la sanación. Entiendo que se refería a la mente humana y me encantó la respuesta, pues precisamente es el juego de vivir el mundo de las formas: consciente de la esencia, y a la vez de las formas, como manifestaciones de ella.
Para quienes somos dichosos de experimentar actos plenos de presencia, es decir, conectar de lleno al presente, expandiéndonos en él, incluyéndolo todo hasta trascender la dualidad y con ello hacer nuestra parte para que la esencia resuene en todas las manifestaciones y la experiencia de la vida fluyendo sea una experiencia de gozo en todos los seres humanos; es esencial entregarnos a esta experiencia vibrando en la existencia más sutil y servir de diapasón para que la alta energía de todos los seres que en ella existen resuene en los que aún se creen separados e individuales solamente.
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Foto de Thirdman